La crónica de Micaela Buffa, impulsora de la idea que dio origen a la Playa Universal de Villa María, un proyecto que aborda una deuda en materia de accesibilidad y amplía el derecho al uso del espacio público.
La Playa Universal que hoy funciona en la costanera de Villa María no nació como una obra pública ni como una decisión administrativa. Nació como una pregunta. Una que se repite en hospitales, aulas y espacios de trabajo comunitario: ¿qué pasa con las personas que no pueden acceder a los lugares que el resto disfruta sin pensarlo?
Esa pregunta se la hizo Micaela Buffa, egresada de la Licenciatura en Terapia Ocupacional de la Universidad Nacional de Villa María, y fue el punto de partida de un proyecto que hoy permite que más personas vuelvan a encontrarse con el río.
En diálogo con Posta Digital, Micaela cuenta que la idea empezó a tomar forma mientras participaba del Consejo Promotor de Juventudes, un espacio impulsado por la Municipalidad donde jóvenes de la ciudad presentan propuestas para transformarlas en proyectos concretos. Junto a Nicolás Fernández, integraba la Comisión de Salud, Discapacidad y Adicciones, y desde allí comenzaron a pensar una playa verdaderamente accesible.

“Siempre pensándolo desde las personas”, explica. Incluso desde una mirada personal y a futuro: “Pensándome a mí misma como una futura adulta mayor, que quizás también necesite algunos apoyos para poder seguir disfrutando”. La accesibilidad, entendió, no es una excepción ni una concesión, sino una condición que atraviesa la vida.
El momento en que esa idea cobró verdadero sentido llegó el día de la inauguración. Mientras observaba la obra terminada, un vecino se le acercó por detrás, le tocó el hombro y, con lágrimas en los ojos, le dijo gracias. “Hace seis años que no puedo volver al río porque tengo una cardiopatía y me agito al subir y bajar escaleras. Hoy, con la rampa, puedo volver con mi familia y mis hijos”, le contó. Para Micaela, ese gesto sintetizó todo el trabajo previo.
La propuesta había surgido de una necesidad concreta. Villa María alberga a miles de personas durante la temporada de verano, no solo vecinos sino también visitantes de la región. Sin embargo, el acceso al río (uno de los espacios más representativos de la ciudad) no estaba garantizado para todos. “Empezamos a investigar y entendimos que podíamos pensar una ciudad pionera en accesibilidad, incluso a nivel provincial”, señala.
El proyecto fue creciendo a partir de debates, lecturas y construcción colectiva. No se trató solo de una intervención desde la disciplina, sino de una mirada más amplia. “No fue una lucha desde la terapia ocupacional, fue una lucha desde las personas, pensando a quién iba dirigido todo esto”, resume.
En ese recorrido aparecieron historias que reafirmaron el sentido del proyecto, como la de Joaquín, un adolescente con parálisis cerebral que volvió a disfrutar del río después de cinco años. “Había dejado de hacerlo por una caída, por la falta de rampas y por la distancia entre la calle y el río. Hoy eso cambió”.
“Cuando ves que estos proyectos se materializan, se te pone la piel de gallina”, reflexiona Micaela. “Porque el Estado no solo está reparando una parte de la desigualdad histórica, sino que también fortalece el tejido social, promueve la autonomía, la participación y la dignidad”. Y concluye: “Garantizar derechos no es asistencia, es un compromiso ético y político con la igualdad de oportunidades”.
La Playa Universal, ubicada en barrio Santa Ana, cuenta con una pasarela de hormigón de 125 metros de baja pendiente, losetas podotáctiles para personas con discapacidad visual, sillas anfibias para el ingreso al río, iluminación LED y veredas accesibles. La obra fue ejecutada por la Municipalidad de Villa María con financiamiento del Programa FOCOM del Gobierno de la Provincia de Córdoba.
Del acto inaugural participaron el intendente Eduardo Accastello, autoridades provinciales y municipales, organizaciones vinculadas a la discapacidad y vecinos del sector. Pero antes del corte de cinta y los discursos, hubo una idea. Y antes de la idea, una mirada atenta sobre quienes quedaban afuera.