Organizaciones ambientales lanzaron una campaña nacional para salvar a esta emblemática ave de los pastizales bonaerenses, cuyo canto podría silenciarse para siempre si no se actúa de inmediato.
Cuando el sol apenas asoma en el horizonte pampeano, un silencioso vigilante recorre los pastizales: la loica pampeana (Leistes defilippii). Pero hoy ese guardián del paisaje está al borde del despeñe: una campaña nacional acaba de nacer con el propósito de rescatarla antes de que desaparezca para siempre.
En septiembre de 2025 se presentó una campaña de emergencia que busca recaudar los recursos imprescindibles para sostener el trabajo de campo que, año tras año, se realiza en el suroeste de la provincia de Buenos Aires. Allí, en fragmentos de pastizal que aún resisten, subsisten apenas entre 1.460 y 2.057 individuos maduros, separados en poblaciones muy reducidas.
“La agricultura extensiva, el avance urbano y la ganadería intensiva han arrasado gran parte del hábitat de esta especie”, advierten los especialistas involucrados, quienes alertan que sin acción inmediata, la loica podría quedar como el recuerdo de un pasado vivo.
Pero no todo es desesperanza. El equipo coordinador del proyecto despliega cada temporada primaveral una estrategia de salvataje: colocan “defensas” en los nidos, monitorean ejemplares, previenen accidentes y realizan anillado y recolección de muestras. Cada uno de esos pasos exige materiales, herramientas especializadas y personal comprometido. Las donaciones, por lo tanto, están destinadas a financiar justamente esos elementos vitales.
Proteger a la loica pampeana no es sólo cuidar un ave. En los expertos, ese pájaro es un bioindicador de la salud de los pastizales templados, uno de los ecosistemas más amenazados de América del Sur. Al preservarla, también se defienden numerosas otras especies y los servicios ecológicos que sostienen la vida humana: purificación de agua, fertilidad del suelo, control natural de plagas.
La campaña no sólo interpela al Estado o al donante corporativo: convoca a cada ciudadano a asumir un rol activo en la tarea de conservar lo que aún puede salvarse. El mensaje resuena con fuerza: “sin acción, la extinción es nuestra culpa”.
Mientras el silencio del amanecer se cuela por los pastizales, la loica pampeana espera. Y con ella, la naturaleza entera reclama una promesa: no dejarla caer sin luchar.