05.07

VILLA NUEVA - CBA

Distriaye: 25 años llenando de dulzura y sabor a la región

La empresa villamariense se posicionó, tras una larga trayectoria, como una de las distribuidoras líderes en su rubro. Ingresaron al mercado comercializando galletitas y golosinas y hoy ampliaron su catálogo ofreciendo una gran variedad multirubro.

Adriana Conrero y Mario Juno son los fundadores de Distriaye, una empresa familiar que ha mantenido un crecimiento constante a lo largo de estos 25 años, abasteciendo a comercios de Villa María, Villa Nueva y la zona. 

Si bien en sus inicios ofrecían de manera exclusiva galletitas y golosinas, con el paso del tiempo fueron expandiendo la oferta incorporando además de productos comestibles,cigarrillos, analgésicos, productos de limpieza, entre otros.

 

El local, ubicado en Buenos Aires al 2250, se encuentra en un lugar estratégico – por su cercanía con el acceso a la autopista- para quienes llegan a la ciudad en busca de mercancía para sus negocios.

 

“En Villa María tenemos preventa, es decir un viajante que levanta pedido y luego se le lleva la mercadería al local, pero también tenemos clientes de la zona que vienen exclusivamente a comprar. Tenemos clientes de acá a  Leones, Dalmasio Vélez, Las Varillas, General Cabrera, La Carlota, Oliva… y después también hay personas que hacen compra mayorista para luego revender en sus localidades”, detalla Adriana.

El espíritu familiar es uno de los pilares que rigen la vinculación interna -  entre los trabajadores que integran el staff -  y externa - con sus clientes- , con quienes se establece una relación de mucha cercanía a través del asesoramiento personalizado, la escucha activa y la confianza que se genera después de tantos años. “Hay clientes que más que clientes son amigos” asegura Adriana.

 

En relación al universo de las golosinas, Argentina es un gran productor, con dulces de muy buena calidad, comenta Adriana. “Nosotros asesoramos mucho al cliente, le preguntamos cuanto está buscando invertir para poder proponerles productos que tal vez no tengan el marketing de las grandes marcas pero que tiene una calidad de excelencia. Es lindo acercarse al cliente, no largarlos solos entre las góndolas, sino acompañarlos, preguntar, ofrecerles nuevas alternativas y muchas veces hasta se van gastando menos de lo que imaginaban”

 

Por su parte Mario destaca que la golosina es un rubro ha crecido mucho en los últimos años, tanto en consumo como en la gran variedad de productos existentes. “Si bien hoy hay mucha oferta de importados, que vienen con juguetes y demás atractivos, las clásicas golosinas de hace 50 años atrás siguen estando vigentes, como el maní japonés, las gallinitas, las mielcitas, las barritas de arroz azucaradas, por mencionar solo algunas de las más conocidas”.

 

COMERCIANTES DE SANGRE

 

Tanto Mario como Adriana tienen historias personales vinculadas a la actividad comercial. En el caso de Adriana, desde niña se posicionó detrás del mostrador de la fábrica de pastas de sus abuelos aprendiendo de primera mano el oficio que se trasladó de generación en generación. El trato amable con el cliente, la cordialidad y el compromiso de ofrecer un producto de primera calidad, eran moneda corriente en aquellos años de su infancia.

Por su parte Mario comenzó en el rubro de las ventas de una manera fortuita. Tras quedarse sin trabajo en el año 78, se aventuró a emprender y dio inicio a un negocio de venta de galletitas.

Mario cuenta que fue su hermano, de profesión panadero, quien le dio la idea de comenzar a ofrecer galletas a negocios de la región. Así es que con una producción que incluía 4 variedades de masitas, salió en su rastrojero a recorrer las distintas ciudades y pueblos para generar una cartera de clientes que con el paso de los meses no hacía más que crecer.

Luego se embarcó en el desafío de comandar una fábrica de galletitas de vainilla, cuya planta de producción estaba emplazada en Villa Nueva, pero tras cinco años de iniciar al proyecto, Mario decidió vender y volver a sus inicios, entrando nuevamente en contacto con la calle y reencontrándose con aquellos clientes que habían sido su escuela en el mundo comercial.

 

Tiempo más tarde llegaría Distriaye, para coronar la trayectoria emprendedora y comercial de ambos, potenciándose y generando la expansión sostenida que los trajo hasta este presente de destacado posicionamiento empresarial.

 

Consultados sobre la proyección a futuro Adriana asegura que hoy por hoy el objetivo es sostener lo que con tanto sacrificio y a base de esfuerzo han logrado y seguir ofreciendo a los clientes un servicio personalizado y de calidad.

 

 

 

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